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Gobit: Proyecto de ley que eliminaría las PASO y cambiaría el sistema partidario

El escenario político se revoluciona tras la propuesta de eliminar las P.A.S.O: los que ganan, los que pierden y los detalles del proyecto de Milei

El PRO, el partido que lideró la oposición antikirchnerista hasta el ascenso de Javier Milei, sufrió un evento canónico el 13 de agosto del 2023, cuando ni con Patricia Bullrich ni Horacio Rodríguez Larreta juntos pudieron sumar la cantidad de votos que reclutó quien en ese momento era solamente el “loco de la televisión”.

El escenario político se revolucionó a partir de las elecciones PASO del año pasado, ante la posibilidad de que el anarcocapitalista que rompía piñatas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) pueda terminar en la Casa Rosada. Así fue. Y a los argentinos les costó unos sólidos millones de pesos que Larreta tenga que recuperarse psicológicamente de que se desplome su sueño de ser presidente de la Nación antes de siquiera poder competir. No porque le hayan pagado la terapia necesariamente, sino porque esa elección, ese domingo al que todos le dedicaron unas horas de su vida para acercarse a una urna, ese día en el que el país entero evidenció su hartazgo tras la pandemia y la vuelta del peronismo, le costó al Estado más de 2.000 millones de pesos -según el vocero presidencial, Manuel Adorni, se trató de mucho más: 45.455 millones de pesos-.

En base a los datos de la Dirección Nacional Electoral, Unión por la Patria, que tenía a Sergio Massa y a Juan Grabois como precandidatos, fue la alianza que más recibió: 290 millones de pesos. La alianza Frente de Izquierda y Trabajadores, que no juntó ni el 3% de los votos entre las dos fórmulas competidoras, lideró el ranking en el top 3 con 134 millones de pesos. El segundo puesto se lo quedó la interna de Bullrich/Larreta, con 259 millones de pesos. La Libertad Avanza también tuvo su considerable aporte con 131 millones de pesos, con un solo candidato.

La Dirección Nacional Electoral le entrega a las agrupaciones los recursos para imprimir boletas a partir de un valor de referencia (eran 2,92 pesos por boleta, antes de la Boleta Única de Papel), y a eso se le suman los llamados “aportes extraordinarios de campaña” que en un 50% se distribuyen de forma equitativa y el resto en forma proporcional según la cantidad de votos que hayan recibido esas agrupaciones en las últimas elecciones de la misma categoría.

Lógica de financiamiento

Es decir; una elección que existe para que la población decida sobre las internas partidarias se organizan aunque los partidos no tengan internas, y aunque ni siquiera tengan chances de llegar a la presidencia. Es por esto que el vocero presidencial, Manuel Adorni, las llama una “encuesta”: en ese sentido, son un censo sobre la intención de voto.

¿Para qué “sirven” las PASO?

Para entender de qué sirven las PASO habría que remontarse a una época menos polarizada… si hubiese ganado Larreta la interna del PRO, probablemente Milei hubiese ganado después en primera vuelta. Pero en un mundo con una grieta menos pronunciada, algunos especialistas creen que sirven para incentivar a la participación ciudadana. La oferta electoral se esclarece, las listas se unifican y eso, de alguna manera, puede representar un ahorro -imagínense la cantidad de listas que habrían para unas generales sin las PASO-. Sin embargo, números de la Cámara Nacional Electoral detonan que fue al revés: la participación electoral bajó del 78,67% al 69% desde la sanción de las PASO.

Estas elecciones fueron creadas por el expresidente fallecido Néstor Kirchner en 2009 y, además de darle la potestad a los argentinos de decidir sobre los candidatos de cada partido, también fijan el piso necesario para poder competir en las elecciones generales. La democratización de las internas también lleva a definir cuáles serán los partidos que -con más del 1,5% de los votos- la ciudadanía considera para que compitan.

La propuesta de Milei

El Gobierno presenta la idea de eliminar las PASO como parte del discurso “anti-casta”. De hecho, tras haber sido descartada de la Ley Bases, quisieron aprovechar e impulsarla formalmente como alternativa para financiar el aumento que pedían las Universidades Nacionales, en medio de la disputa por el veto a la ley de financiamiento universitario.

Una especie de principio de revelación para demostrarle a la sociedad que “la política no se quiere ajustar para aumentarle a los estudiantes”, bien al estilo del asesor estrella Santiago Caputo (cabe aclarar que no serviría para realmente equiparar lo que pedía el Consejo Interuniversitario Nacional).

El proyecto ingresó al Congreso este jueves por la tarde bajo el nombre “Reforma para el fortalecimiento electoral” y va más allá de eliminar las Primarias: incluye un apartado para reducir y modificar el financiamiento de los partidos políticos. En esencia, lo que proponen es que el Estado deje de financiar la campaña política -suspende los aportes extraordinarias y solo se mantendría el Fondo Partidario Permanente (FPP, el aporte que se destina anualmente en el Presupuesto)-. En cambio, el sector privado sería el encargado de financiar a los partidos con un tope máximo del 35% del FPP por persona jurídica o física. Contemplan ciertas limitaciones, como, por ejemplo, que un procesado por narcotráfico o lavado de activos no pueda aportar. Esto implicaría una influencia directa de los intereses económicos y empresariales sobre el desarrollo de un partido político.

Una consecuencia directa es que se eliminaría el debate presidencial, ya que este está atado del piso de votos que adquieren los partidos en las PASO para formar parte de las elecciones generales. Este punto no formaba parte del plan, aunque es claro que los espacios de publicidad ahora deberán correr por parte de los acuerdos entre los medios y los partidos políticos, sin regulaciones por parte del Estado.

También incluyeron otro proyecto de ley llamado “Reforma de los Partidos Políticos” para reestructurar el esquema partidario. Se trata de una medida que afectaría principalmente a los partidos más chicos: endurece los requisitos para que un partido obtenga el reconocimiento nacional, como que se eleve de cinco a diez el número de distritos necesarios e introduce un mínimo de exigencia del 0,1% de los afiliados del Registro Nacional de Electores; también eleva el porcentaje de afiliaciones requerido para constituir un partido de distrito y modifica la caducidad partidaria -si un partido no obtiene un piso de 3% del padrón electoral en dos elecciones consecutivas perderá la personería, actualmente ese piso es del 2%-.

Los que ganan y los que pierden

Con esta reforma electoral, el Gobierno pone en crisis a más de uno. El líder amarillo, Mauricio Macri, es el primero entre la espada y la pared: si no tiene internas para las elecciones de medio término del año que viene, deberá consensuar las listas con el tándem Karina/Caputo -el “triángulo de hierro”- para asegurarse una victoria. La primera beneficiada, en cambio, será la autoproclamada presidente del Partido Justicialista, Cristina Fernández de Kirchner, que además de amagar con ser candidata podrá ordenar sus listas a dedo sin tener que someterse a una interna con Axel Kicillof.

La Unión Cívica Radical tiene distintas miradas, al igual que el PRO, puesto que los distintos ecosistemas radicales dentro del partido quedarían sometidos a los líderes de los oficialismos provinciales: los gobernadores son los principales beneficiados y Martín Lousteau (presidente de la UCR Nacional) no tiene buena relación con ninguno.

¿El Gobierno tiene los votos?

En este sentido, los 39 votos que tiene LLA en Diputados hoy podría sumar el apoyo de las bancas que responden a los intereses de los gobernadores: Córdoba, Entre Ríos, Chubut, Misiones, Salta, Río Negro, Neuquén, Tucumán, Chubut y San Juan, solo algunos. El peronismo que comanda en Santiago del Estero, Formosa y Tierra del Fuego son esperanzadores para el Gobierno, también. Necesitan 129 en total -quórum- porque para modificar una ley electoral, por ley, se requiere de la mayoría absoluta del total de los miembros y no solamente los presentes, como se necesita normalmente. Sin la ayuda de los bloques de Cristian Ritondo (PRO) y Rodrigo De Loredo (UCR), necesitan sí o sí de UxP para conseguirlo.

El PRO ya anticipa un quiebre: María Eugenia Vidal propone eliminar la obligatoriedad (PAS, en vez de PASO), lo cual significa que no todos los partidos se sometan a la elección pero, a su vez, que no todos deban ir a votar. La UCR pega el grito en el cielo con esta propuesta, que le parece incluso peor que la eliminación de las PASO en sí. Sería un despilfarro solo para que algunos ordenen sus internas, y sumado a que los intereses de otros sectores influirían directamente sobre el resultado. Los bullrichistas del PRO, de todos modos, asoman dividirse entre la propuesta macrista y apoyar a LLA.

Por otro lado, el peronismo atraviesa un dilema bastante común: el corazón o la cabeza. Mientras que predomina la emocionalidad de sostener la ley de Néstor, reconocen que a CFK le serviría tener el control de la listas y no quieren perderse la oportunidad de ver al PRO sufrir un poco más. Fue llamativo que Sergio Massa (a través del Frente Renovador) presentara su propia iniciativa para suspender las PASO en 2025 en la Legislatura bonaerense al tiempo que el Gobierno envió la eliminación de las PASO al Congreso Nacional… lo dejo a tu criterio (diría no solamente Karina Jelinek, sino también la diputada Lourdes Arrieta.)

Milei gana

Con este debate el liberalismo tiene todas para ganar, se apruebe o no: deja que los partidos “casta” se maten entre ellos, que se fraccionen aún más y justo en la previa del año electoral.

Además, con la posibilidad de incluirlo en las sesiones extraordinarias, los obliga a tener que debatirlo pura y exclusivamente durante todo el verano. Todo bajo el argumento de ajustar a la política, el lema que llevó a Milei a la presidencia.